Trabajemos nuestra autoestima

autoestima

Por V. Goenaga

A lo largo de nuestras vidas nos vamos formando una imagen mental de quiénes somos, cómo nos vemos, para qué somos buenos y qué nos cuesta trabajo. Esa imagen que vamos modelando desde la infancia la conocemos como autoimagen. Como es de esperarse, gran parte de esa autoimagen es producto de nuestras experiencias y de las interacciones que tenemos con otras personas. La autoimagen contribuye en gran medida al estado de nuestra autoestima, que se relaciona directamente con qué tanto nos sentimos valorados, queridos y aceptados por otros y por nosotros mismos.

Una autoestima sana hace que nos sintamos bien con nosotros mismos, cómodos, que apreciemos nuestras cualidades positivas y aceptemos con orgullo nuestras competencias, destrezas y éxitos.

Cuando las personas tienen una autoestima baja, esas personas tienden a pensar que no valen suficientemente para los demás, que no agradan y que a nadie le interesan.

Dado que la autoimagen de una persona varía en función de sus relaciones con los demás y su experiencia, su autoestima también va modificándose a lo largo de su vida.

En general, una autoestima baja tiene dos causas posibles:

Cómo nos ven o nos tratan los demás

Cómo nos vemos a nosotros mismos

Hay personas cuya opinión sobre nosotros es muy relevante. Cuando somos infantes lo que digan de nosotros personas como nuestros padres, profesores y otras figuras de autoridad determinan la idea que desarrollamos de nosotros mismos. Si nuestros padres pasan más tiempo criticándonos que elogiándonos difícilmente desarrollaremos una autoestima sana. Durante la adolescencia, cuando aún estamos formando nuestros valores y creencias, es fácil que construyamos nuestra autoimagen en función de lo que diga uno de nuestros padres, el entrenador nuestros amigos u otras personas cercanas.

Es obvio que nuestra autoestima puede dañarse cuando alguien cuya opinión valoramos mucho nos menosprecia constantemente. Pero las críticas no tienen por qué venir siempre de otras personas. Algunos también tenemos una voz interior que encuentra errores y critica todo lo que hacemos. A menudo modelamos nuestra voz interior de acuerdo con la opinión de uno de nuestros padres o de otra persona cuya opinión tomamos mucho en cuenta.

Si escuchamos una voz interior negativa todo el tiempo, esto puede dañar tanto nuestra autoestima como si la crítica nos llegara de fuera. Algunas personas estamos tan acostumbradas a nuestro crítico interior que ni siquiera nos damos cuenta del menosprecio que nos causamos rutinariamente; y aunque tengamos las cualidades que admiramos en otros, somos incapaces de reconocerlas en nosotros mismos por esa imagen tan devaluada que nos hemos formado acerca de nosotros. Para elevar nuestra autoestima podemos ayudarnos formándonos una imagen de lo que queremos llegar a ser basados en las cualidades que admiramos en los demás.

Es importante que elevemos nuestra autoestima porque los sentimientos que tenemos de nosotros mismos influyen en cómo vivimos nuestra vida y lo que logramos en esta. Cuando nos queremos y se nos aprecia, inmediatamente mejoran nuestras relaciones sociales, se nos facilitan las tareas, encontrar ayuda cuando la necesitamos, se nos facilita solucionar problemas y elevar nuestro rendimiento en todos los aspectos.

Para mejorar nuestra autoestima podemos iniciar con:

  • Identifiquemos lo que podemos cambiar y lo que no. Si nos damos cuenta de que hay algo que no nos hace felices y podemos cambiarlo, empecemos de una vez. Si se trata de algo que no podemos cambiar de nosotros mismos empecemos a aceptarnos y querernos tal como somos.
  • Estas son algunas de las actividades que podemos y debemos realizar para mejora nuestra autoestima. No es necesario que las hagamos todas, es más fácil comenzar con las que se nos faciliten más y poco a poco ir añadiendo otras hasta que después de un tiempo nos demos cuentas de que ya las estamos practicando todas:
  • Dejemos de tener pensamientos negativos sobre nosotros mismos.
  • Fijémonos en lo positivo de las cosas y de las personas.
  • Cuando nos critiquemos negativamente, inmediatamente digamos algo positivo de nosotros.
  • Anotemos diariamente las cosas que nos hicieron sentir felices.
  • Si somos perfeccionistas, en lugar de frenarnos con pensamientos negativos, realicemos nuestro mejor esfuerzo en cada momento.
  • Consideremos los errores como parte de nuestro proceso de aprendizaje y recordemos que todos cometemos errores.
  • Probemos cosas nuevas.
  • Mostrémonos orgullosos de nuestra nuevas habilidades.
  • Recordemos que estamos en un proceso constante de desarrollo.
  • Establezcamos metas, diseñemos un plan y evaluemos nuestro avance periódicamente.
  • Expresemos nuestras opiniones e ideas por muy obvias o locas que parezcan.
  • Colaboremos en labores sociales.
  • Hagamos ejercicio.
  • Disfrutemos del tiempo que pasamos en compañía.

Nunca es tarde para  que construyamos una autoestima positiva, sana y fuerte. Si nos damos cuenta de que nuestra herida emocional es muy honda, siempre podemos pedir ayuda a un psicólogo o terapeuta. Ellos actúan como guías y nos ayudan a darnos cuenta de que somos personas únicas, valiosas, especiales, y que debemos querernos a nosotros mismos.

Si la autoestima interviene –para bien y para mal- en todo lo que hacemos, trabajar en mejorarla traerá, sin duda, resultados importantes en nuestro día a día interior y en nuestras relaciones cotidianas con los demás.

El Autor es Maestro en Dirección de Empresas / Fundador de PDBC México / Consultor de Empresas / Creador de la Metodología PDBC para Administrar Recursos Humanos

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